Los hijos del Martin Fierro: Hijo mayor, Hijo menor y Pícaro
La historia del hijo mayor del Martin fierro es contada en el capitulo XII la Penitenciaria
Cuenta la soledad del hijo, de su pobreza que no
tenía para abrigarse, para vestirse. Que por ser huérfano nadie le tenía
compasión, no tenía madre padre parentela ni hermanos.
Habla que se crio sin vestimenta y muchas veces sin comida, se ganaba el
sustento, trabajo en una estancia como peón.
Mataron a un vecino, un boyero, y le echaran la culpa a Él, entonces él y dos
más fueron a la cárcel.
Cuenta la vida en la cárcel, que era muy mala, muy solitaria y triste, que
todos los hombres sufrían metidos en ese infierno que era la cárcel, que todos
los días eran iguales y que solo se escuchaban sus latidos y pensaba en su
madre, en sus hermanos, en todo. Que sufrió mucho en ver las visitas de los
otros presos y que a él no lo visitara nadie.
Pidió que no se olviden sus palabras, la vida de vivir encerrado, no tiene mucho para contar.
La historia del Hijo menor del Martin Fierro:
XIII
Cuenta que vivió diez años
con extraños, sin tener donde vivir y obligado a sufrir , hasta que una
tía lo encontró que le dio todo y no le faltaba nada, que no debía trabajar y
que se pasaba holgazaneando, lo quería como un hijo y lo nombro heredero de los
bienes que tenia. Cuando falleció la tía, heredo todo, pero como era
menor el Juez le saco la herencia hasta que fuera mayor. Como era menor, tuvo
que estar al cuidado de un tutor.
XIV
El juez trajo a un muy renegado y
muy ladrón que lo llamaban Vizcacha. Andaba rodeado de perros. Cazaba vacas y
el cuero se lo vendía a un pulpero por yerba, tabaco y trago. Una vez le pego
porque lastimo a un cachorro en el rancho de las vacas, la otra vez que lo reto
tenía miedo que lo castigaran por nombrar a una vizcacha entonces entendió que
no debía nombrarlas mas
-"Cuando el juez me lo nombro
tutor me dijo que era un señor, que me iba a cuidar, me iba a enseñar a
trabajar y darme la educación, pero en realidad era todo lo contrario.
Se decía que Vizcacha mato a su
mujer de un palo porque le dio un mate frio. Soñaba siempre con ella y le decía
que estaba enfermo, y que del mismo infierno lo llamaba a gritos.
XV
Cuando vizcacha estaba en pedo, le
daba consejos, le dice que se haga amigo del juez, que nunca le lleve la
contra. Le dice que no debe creer en las lágrimas de una mujer ni en la
renguera del perro. Le dice que es necesario llevar armas. Y se queda dormido
por la borrachera
XVI
Cuando el viejo cayó enfermo, el
veía como emperraba, y no daba esperanzas de mejorarse. Le trajo una curandera
pero esta dijo que no tenia cura. Pensaba en abandonarlo, pero cuando ya no
pudo hablar le ato en la mano un cencerro.
XVII
Cuando lo vio muerto a vizcacha le
tuvo un miedo terrible
Llamo al alcalde y a tres o
cuatro de sus vecinos. Los vecinos le pedían a Dios que le perdone todo lo que
había hecho. Sus amigos comienzan a contar las maldades que hacía, como escupir
asados, los maldecía y luego los escupía para que nadie coma
Esta costumbre se la quito un
mulato desertor que le llamaba Barullo, quien una noche, luego de escupir el
asado Vizcacha, le largo una puñalada, pero el viejo gano la puerta y se fue
Luego el alcalde comenzó a
registrar la casa. Encontró chucherías que para nada servían, los que estaban
ahí reconocían alguna de “sus” cosas y se la llevaban.
Cuando se fueron todos, el juez le dijo al huérfano que lo iba a mandar a sepultar a vizcacha y que él iba a ser el heredero y el que se haría cargo de todo.
Cuando se fueron todos, el juez le dijo al huérfano que lo iba a mandar a sepultar a vizcacha y que él iba a ser el heredero y el que se haría cargo de todo.
XVIII
Lo enterraron a Vizcacha, el lloro y se sentía solo, se saco el escapulario que le había dado su madre y se lo colgó a vizcacha, El se preguntaba por su madre, donde estaba en ese momento que él estaba sufriendo tanto, y los perros lloraban con él.
Después se entere que esa tarde vino un peón y lo enterró. Pero al otro día amaneció con una mano afuera, y según el enterrador, que se la había comido un perro. Por mucho tempo el no sabía lo que le pasaba ya que todas las noches soñaba con viejos, perros y guasca.
XIX
No volvió a los del juez porque tenía miedo que le ponga otro tutor, y él le prometió que cuidaría su propiedad y que conservaria todo hasta que el cumpla 30 años y sea mayor de edad. De esa manera se hizo hombre y así aprendió sufriendo tanto dolor.
Luego se enamoro de una viuda, y como el sufría tanto, rogaba que ese dolor desaparezca, le contaron de un adivino que curaba todos los males. Fue a ver al adivino y le dio todo lo que llevaba, le conto todas sus penas y le dijo que lo habían querido embrujar, le paso una pluma de avestruz, le dijo que la culpa era de la viuda y le receto una cura, pero esta receta no curo sus males. Le receto otra cura, aunque pareció que se curaba por momentos, cada vez que veía a la viuda volvía a sentir pasión, otra vez lo consulto y otra cura le receto. Cuando él se dio cuenta que ninguna cura funcionaba fue a ver a un cura que le dio un sermón, diciéndole que la viuda era hija de confusión y que su esposo muerto había declarado en su testamento que no podría volver a casarse y ella le prestó juramento mientras él estaba vivo, y el juez le había dicho que él era un cabeza dura y que debía echarlo del partido, y lo echaron a la frontera
Historia de Picardía:
XXI
Picardía nació sin conocer a su
madre ni a su padre, era huérfano
como su madre se llamaba Inocencia lo llamaban Picardía. Primero lo llevo a su lado un hombre para cuidar las ovejas, pero todo el día eran quejas y guascazos. Luego fue a Santa Fe buscando mejores fines, pero también me fue mal. Ya pensaba en volverme, cuando salieron unas tías que quisieron recogerlo. Ellas se pasaban el día rezando, y luego me obligaron a mí. El rezaba sin dificultad todo el día pero a la noche no podía. Y un día se aburrió de esos enriedos y se fue.
como su madre se llamaba Inocencia lo llamaban Picardía. Primero lo llevo a su lado un hombre para cuidar las ovejas, pero todo el día eran quejas y guascazos. Luego fue a Santa Fe buscando mejores fines, pero también me fue mal. Ya pensaba en volverme, cuando salieron unas tías que quisieron recogerlo. Ellas se pasaban el día rezando, y luego me obligaron a mí. El rezaba sin dificultad todo el día pero a la noche no podía. Y un día se aburrió de esos enriedos y se fue.
XXII
Estuvo pobre, empezó a ganar plata
y se tuvo que ir, paso años muy duros. Y lo entolaron en la Guardia Nacional.
Empezó a trabajar con el dueño de una fonda, se armaban partidas muy buenas y
en los juegos había trampas. Hacia trampas en todos los juegos, defendía su
plata.
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